Del estímulo a la adaptación.
El entrenamiento supone someter a la persona a una carga de trabajo que, para que sea efectiva, debe provocar cierta fatiga.
Si después de haberse fatigado la persona se aplica el descanso adecuado, este va a conducir a un proceso de recuperación.
Si dejamos pasar un tiempo prolongado que permita la recuperación total de la persona, lo que va a obtener dicha persona es una supercompensación; es decir, la persona es capaz ahora de realizar un trabajo con una carga mayor que la aplicada al principio.
Esto último, es lo que se conoce en el entrenamiento como adaptación.
El objetivo de entrenar a otras personas no es otro que el conseguir que, aplicando de forma adecuada los principios del entrenamiento deportivo, las personas se adapten a las cargas del entrenamiento y se consiga de esta forma el logro de los objetivos fijados.
Unos objetivos que atenderán al carácter individual de cada persona.