Punto clave para la mejora de nuestro deportista.
La carga de entrenamiento hace referencia al conjunto de estímulos que se aplican al cuerpo, durante el ejercicio, para mejorar la condición física.
Estos estímulos deben atender a unos métodos, así como a unos principios, para producir un resultado o mejora.
Para que dicho resultado se produzca, la carga elegida debe ser óptima.
Para ello habrá que tener en cuenta una serie de aspectos:
– La naturaleza de la carga, es decir, lo que vamos a trabajar con nuestro deportista durante los entrenamientos; y que vendrá determinado por:
- El nivel de especificidad.
- El potencial de entrenamiento.
– La magnitud de la carga, que hace referencia al aspecto cuantitativo del estímulo utilizado en el entrenamiento; y en el que se van a distinguir tres puntos:
- Volumen de la carga.
- Intensidad de la carga.
- Duración de la carga.
– Orientación de la carga, que la podemos entender como la cualidad o capacidad en la que queremos centrarnos en los entrenamientos (nivel técnico, físico, ..); y que podemos trabajar de dos formas diferentes:
- De forma selectiva.
- De forma compleja.
– Y por último, la organización de la carga, que se centra en la sistematización empleada en un período de tiempo determinado; teniendo que considerar dentro de esta sistematización dos variables:
- Distribución de la carga.
- Interconexión de las cargas.
Estos cuatro aspectos van a determinar la carga de entrenamiento.
La carga de entrenamiento debe considerarse el eje central del sistema de entrenamiento para que pueda producirse una reacción de adaptación, es decir, para lograr el efecto de entrenamiento deseado.