Entrenamiento en altitud.
Cuando hablamos de hipoxia, nos estamos refiriendo a una menor disponibilidad de oxígeno; es decir, se reduce el suministro de oxígeno.
Dependiendo de las causas que puedan generar esa menor disponibilidad, podemos diferenciar entre hipoxia isquémica e hipoxia hipoxémica.
La hipoxia isquémica, hace referencia a la falta de oxígeno por la disminución del riego sanguíneo; como sucede en casos de insuficiencia cardíaca donde la aportación de oxígeno a los tejidos es insuficiente.
Por el contrario, la hipoxia hipoxémica, se relaciona con la disminución de oxígeno en la sangre; ya sea por la presión atmosférica, o por el porcentaje de oxígeno del aire inspirado.
Dependiendo del tiempo de exposición a la hipoxia, podemos definir tres tipos:
-Aguda, cuando hay una exposición repentina y puntual.
-Crónica, se produce cuando la exposición es prolongada.
-Intermitente, cuando se aplican ciclos alternativos de hipoxia y normoxia (estado normal o de equilibrio).
En función del tiempo de exposición, se producen una seria de respuestas y adaptaciones.
Desde hace tiempo, hay un interés científico y deportivo por estas respuestas y adaptaciones al haberse podido comprobar que el entrenamiento en situación de hipoxia mejora el organismo del deportista incrementando su rendimiento físico.
En la actualidad, los deportistas de alto nivel incorporan a su entrenamiento diferentes programas y métodos:
-Live High-Train High (LHTH), vivir y entrenar en altitudes moderadas (1800-2500m).
-Live High-Train Low (LHTL), vivir en altitud moderada, y entrenar a baja altitud (<1300m).
-Live Low- Train High (LLTH), vivir a baja altitud, y simular entrenar a moderada altitud.
A pesar de las diferencias entre estos métodos, todos tienen el objetivo de inducir adaptaciones en el organismo del deportista que incrementen su rendimiento físico.
Estas adaptaciones se relacionan con la estimulación e incremento de:
-La eritropoyetina (EPO).
-Volumen de glóbulos rojos.
-Densidad mitocondrial en el músculo.
-Capilarización de la fibra.
-Sección transversal de la misma.
Esto es posible dado que la exposición a la hipoxia influye en todos los sistemas funcionales del organismo.
El sistema nervioso central, el sistema respiratorio, el sistema cardiovascular y el sistema muscular sufren una respuesta ante este estímulo, aunque todos los mecanismos no se ponen en marcha en el mismo instante, de forma que unos son inmediatos como la hiperventilación, y otros tienen una respuesta a largo plazo como ocurre con la estimulación de la eritropoyesis.
Bibliografía:
Jedlickova, K., Stockton, D. W., Chen, H., Stray-Gundersen, J., Witkowski, S., Ri-Li, G., Jelinek, J., Levine, B. D., & Prchal, J. T. (2003). Search for genetic determinants of individual variability of the erythropoietin response to high altitude. Blood Cells, Molecules, and Diseases. <https://doi.org/10.1016/S1079-9796(03)00153-0>.
Knaupp, W., Khilnani, S., Sherwood, J., Scharf, S., & Steinberg, H. (1992). Erythropoietin response to acute normobaric hypoxia in humans. Journal of Applied Physiology, 73(3), 837–840.
Levine, B. D., & Stray-Gundersen, J. (1997). “Living high-training low”: effect of moderate-altitude acclimatization with low-altitude training on performance. Journal of Applied Physiology, 83(1), 102–112. <https://doi.org/10.1152/jappl.1997.83.1.102
Semenza, G. L. (2002). Signal transduction to hypoxia-inducible factor 1. Biochemical Pharmacology, 64(5–6), 993–998. <https://doi.org/10.1016/S0006-2952(02)01168-1>.
Vogt, M., Puntschart, A., Geiser, J., Zuleger, C., Billeter, R., & Hoppeler, H. (2001). Molecular adaptations in human skeletal muscle to endurance training under simulated hypoxic conditions. In Journal of Applied Physiology (Vol. 91, Issue 1, pp. 173–182). <https://doi.org/10.1136/bjsm.31.3.183>.
Zoll, J., Ponsot, E., Dufour, S., Doutreleau, S., Ventura-Clapier, R., Vogt, M., Hoppeler, H., Richard, R., & Flück, M. (2006). Exercise training in normobaric hypoxia in endurance runners. III. Muscular adjustments of selected gene transcripts. Journal of Applied Physiology, 100(4), 1258–1266. <https://doi.org/10.1152/japplphysiol.00359.2005>.